martes, 19 de abril de 2016

Bouba y Kiki

Este es un test muy particular con el que me encontré hace unos días, consiste en lo siguiente:

¿Ves la imagen que esta acá abajo? bueno, en ella hay dos formas, una de ellas se llama Bouba y la otra Kiki. Tu objetivo es tratar de deducir como se llaman cada una.



¿Ya lo hiciste? pues bien, déjame adivinar, ¡A que llamaste Booba a la de la derecha (la forma redondeada) y Kiki a la de la izquierda! ¿Acerté?

No, no soy mago, simplemente utilizo herramientas de la psicología a mi favor. Si, bouba y kiki están destinados psicologicamente a llamarse cada uno de su manera.

¿Porque pasa esto?

Este efecto fue descubierto por el psicólogo Wolfgang Köhler en 1929 cuando fue a la isla de Tenerife, donde el español es la lengua primaria. Wolfgang mostró formas similares a las de la imagen de la derecha a distintos sujetos, y encontró una una fuerte preferencia a asociar la forma puntiaguda con el nombre "Takete" y la mas redondeada con "baluba".

Luego en el 2001, Vilayanur Ramachandran y Edward Hubbard repitieron el experimento con las palabras "kiki" y "bouba", y mediante una encuesta a un gran numero de personas habla inglesa como tamil, y un porcentaje del 95% al 98% eligieron la forma redonda como bouba y la puntiaguda como kiki, sugiriendo que el cerebro humano de alguna manera extrae propiedades abstractas de las formas y sonidos. Incluso, niños de 2 años y medios sin saber leer muestran este efecto.

Esto trajo muchas implicancias en el desarrollo del lenguaje, pues insinúa que la elección de palabras para los objetos no es arbitraria.

Quizás se llame Bouba a la forma redondeada porque la boca hace un movimiento mas redondeado para pronunciar las letras, mientras que Kiki necesita un movimiento tenso y angular.
Ademas, los sonidos de la K son mas duros y fuertes que los de la B. La presencia de estos "mapeos sinestesicos" siguiere que este efecto puede ser la base neurológica para el simbolismo auditivo, en el que los sonidos son mapeados a objetos y eventos de una manera no arbitraria.

Luego, individuos con autismo no muestran una preferencia tan marcada. Donde las personas promedio acuerdan con el resultado típico el 90% de las veces, los individuos con autismo solo lo hacen el 60%

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